Shakira y su padre, William Mebarak, comparten un vínculo especial: él fue la inspiración para sus primeros pasos en su carrera artística.
Pero más allá del éxito, la fuerza de este vínculo parece hacerse cada vez mayor con el tiempo.
Desde pequeña, Shakira ha mostrado un interés innato por la poesía y la música, influenciada por su padre, quien escribía cuentos en una máquina de escribir mientras ella quedaba fascinada por ellos.
A los ocho años le compuso la canción “Tus gafas oscuras”, porque había usado gafas durante un año para ocultar el dolor de perder un hijo.
William también cultivó su interés por las raíces culturales de la familia.
Cuando tenía cuatro años, la llevó a un restaurante de Oriente Medio, donde descubrió el Doumbek, un tambor tradicional que acompaña a la danza del vientre.
Esto despertó en Shakira las ganas de subirse a los escenarios. Su padre también alentó su generosidad y la llevó a visitar a niños huérfanos cuando era niña.
Esta experiencia la dejó una profunda impresión y la inspiró, una vez que se hizo famosa, a prometer ayudar a los niños necesitados.
Además del éxito, Shakira considera a su padre un pilar de su humanidad. Piensa en sus acciones hacia los demás y trata de seguir su ejemplo.
En 2007 colaboró con Gabriel García Márquez en la película “El amor en los tiempos del cólera”, basada en la novela del mismo nombre.
Gracias a este proyecto compartido con su padre, Shakira escribió dos de sus mejores canciones, “Hay amores” y “Despedida”.
A pesar de los desafíos, los lazos familiares siguen siendo fuertes. Shakira documentó el proceso de curación de su padre en las redes sociales y lo apoyó con cariño.
Considera a su padre un “héroe” y admira su resiliencia mientras se recupera de sus problemas de salud.
A pesar de los desafíos personales, su conexión sigue siendo una fuente de fortaleza.