Valerio Katoya, que nació con síndrome de Down, descubrió la natación a los tres años como una forma de mejorar su fuerza y resistencia, gracias al impulso de sus padres.
A través de pura determinación y trabajo duro, Valerio no sólo dominó la natación, sino que también logró un éxito increíble en este deporte, y finalmente representó a su país en los Juegos Olímpicos.
Fue durante unas vacaciones en la playa en Lazio, Italia, acompañado de su padre y su hermana pequeña, que Valerio y su familia escucharon los gritos de auxilio de dos jóvenes atrapadas en el agua, luchando contra fuertes olas y corrientes.
Sin dudarlo, Valerio y su padre intervinieron, lanzándose al agua para salvar a los niños en apuros.
El padre de Valerio logró llegar hasta la niña de 14 años, mientras que el propio Valerio salvó valientemente a la niña de 10 años.
Valerio, nadador experimentado y deportista olímpico, supo mantener a la niña fuera del agua para evitar que se asfixiara.
Justo cuando llegaban a la orilla, llegaron al lugar los rescatistas profesionales. El acto de valentía de Valerio no pasó desapercibido.
Su valentía fue reconocida por el Ministro de Deportes de Italia, quien le otorgó una medalla por sus habilidades deportivas.